Sitio autoctono, de los de toda la vida, ambientado con flamenco acompañado con las palmas y coros de las camareras, andaluzas de tez morena y pelo rizado.
La tapa, como el sitio, de las de toda la vida "calamares fritos" rebozados a mano (se nota), como hacían nuestras madres antes de la moda de los ultracongelados.
Resguardada del viento, su terraza, invita a la conversación animosa y bulliciosa entre amigos.
Muy recomendable.
Bar recomendado por Toñi.
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